Selección de relatos

-Saltar Juntos. «se puso manos a la obra; tomó el extremo e hizo dos curvas formando una especie de «S». Dejando una línea firme, larga, luego tomó el extremo superior y lo puso debajo de todo, de modo que la S apoyara encima de una línea firme y dio siete vueltas».

-El árbol de la felicidad. «Inna desarrolló una apariencia cianótica o pálida, que terminó convirtiéndose en azul. Para imitarla él necesitaría que el lado correspondiente al nudo resultara menos comprimido, por lo cual, aunque las yugulares resultaran obturadas, pudieran quedar permeables las vertebrales».

-Degeneración. «Se observaron en el espejo para compararse con la foto que estaba en la mesilla, y saltó el detalle: la caricatura de la hembra y el macho humano en un raro engrandecimiento óptico. No eran los mismos, últimamente estaban sufriendo un aislamiento social».

-Esperando en el sofá. «Esperamos a que cese el malestar de un trastorno, a que nos encuentre el ser soñado o se aplaque la tormenta, pero cuando se nos va la vida a cuenta de falsas promesas que nos impiden decidir la mente se convierte en un espacio hermético que ya no mantiene abiertas las opciones «renuncia el instinto» y se entrega».

-La carta. «He recibido algunas cartas y todas son tan vacías. Por otras bocas sé que estás bien. Me imagino todo el maldito camino y la angustia que tendrás que haber soportado para estabilizarte un poco. Por mi parte, te comento que pasa algo extraño, voy de un lado a otro, pero cuando parto es el momento en que mi estabilidad está en su mejor momento».

-M2.50 (la venganza) «El arma nos patea, nos aturde. Al principio tuve muchos errores: cerré los ojos, se me quebró la muñeca hacia delante anticipando el retroceso. Ahora aprendo a manejar los imprevistos, las cosas que se salen de lo rutinario; respirar, parpadear, latidos del corazón; en fin, todo lo que hacemos simultáneamente a la acción».

-Veinte años después. «El periodo de la meditación y el arrepentimiento para unos, el de la soberbia y la superficialidad más absoluta para otros. Sin palabras, evadimos cruzarnos, no hay tiempos para charlas ni recordatorios. La muerte empieza a ser protagonista en los más allegados, los diagnósticos médicos no son favorables, la edad es una moderadora». 

-¿Cambiar? ¿Suicidarse? ¿Matarlos a todos...?   «Doble A» no solo usó alcohol, también barbitúricos, benzodiacepinas, para lograr un «down-regulation». La malnutrición, las iras peligrosas, la sensación de persecución siguen, esperará que termine la sentencia, soportará los «flash black», las acusaciones para salir y acabar con todo.

-Parques, plazas y calles (reflexiones sobre los bancos) « El banco, de madera o metal, con piezas de hormigón, con bloques o ladrillos. En medio de los árboles o los arbustos, agredidos por la urbe, indefinidos hasta el límite para hacer de la reflexión un privilegio y llevarnos de la mano por distintos escenarios de la intimidad».

-Hight Class. «Certificaron el turno de «Pinta» mediante el proceso de insensibilización, luego realizaron el desangrado de la carne, de esta manera avanzaban asegurándose de que el corazón de la vaca siguiera bombeando. Y al despiece...».

Estación: Calle 125 (línea de la Avenida Lexington) | Revista Colofón. «Un cuento de Juan Carlos Vásquez sobre las decisiones y, sobre todo, una decisión conjunta que irrumpe en lo cotidiano».

-Infancia, asfixia y alucinación. «Tantos caminos, tantas invitaciones. Capto mi hundimiento en un abismo providencial, infinidad de fondos, variabilidad de respuestas donde las multitudes tienen una asignación. Todo es claramente posible. Ya no iba a reclamar. Era simplemente algo muy por encima de lo que está permitido entender».

-La femme fatal. «Solía agobiarme en secreto el papel de responsable. Se convirtió en la máxima figura de la liberación total de las limitaciones de mi vida. En su presencia, siempre realzada y sexualmente cargada me sentía transportado a un mundo de absoluto placer. Nuestras sensaciones más íntimas en vez de disminuirse se habían incrementado».

-Inflexión en terapia intensiva. «Detienen la hemorragia, le toman la tensión, buscan sustancias psicotrópicas en las extracciones de sangre: informes psiquiátricos en su historial médico, pero no encuentra nada que resulte perjudicial para poner en tela de juicio su salud mental. Ningún reporte lo asocia al peligro, no tiene antecedentes penales».

-'Juguetes rotos' texto perteneciente a 'Ward's Island y la conservación de los recuerdos'. «Entre el terror y la destructividad todo exabrupto podía significar un precario refugio que nos servía para evitarnos a nosotros mismos. Cualquiera podría decir que el mundo de la calle carece de talento, pero no puede ni imaginarse lo que se podría encontrar mezclando en la virulenta bajeza del submundo».

-Posapocalíptico. «Tendrán por fin la posibilidad de distinguir su forma, sonríe, explora la textura, pero la emoción empieza a diluirse al escuchar un detonador activarse, y cuando quiso darse cuenta, todos estaban fuera… El sonido atronador activó la maquinaria, explotó, y lo hizo pedazos. El organizador osciló siniestramente ante él, como un péndulo, para asombrarse, admirarse…, y burlarse del hecho».

-M35 (el viaje circular) «Ya no miro, me miran con mi geografía emocional preguntándose quien soy. El mayor castigo que recibe uno de ellos lo expresa con un grito: «¡Thorazine!». Un antipsicótico con espeluznantes efectos secundarios; les obliga a ir, tras de la sustancia, hinchados y secos».

-Colapso y contemplación. «Adriza habla de los peligros de imitarse, de no mirar a los ojos. Una mujer voltea, es experta en relaciones, desde lejos rechifla con desparpajo al reconocer el mecanismo. Cuando era joven lo intentó, ahora observa todo con un café en la mano desde la mecedora. Ya no opina, no habla, únicamente sale por pan a mediados de la mañana y regresa».

-De cómo el alcohol me ayudó en la vida. «Mi sentido del humor, por más que la vida quería, nunca había sido afectado y después de mis exposiciones gástricas, en el piso, con mi dedo índice, escribía feliz. Me pregunté entonces, y de nuevo, por qué su negativa al entendimiento».

-Al fin la calle (diario de Barcelona) «Suspendidas al viento banderas con franjas amarillas y rojas tremolan y gualdrapean a lo largo de la Para-lel. Las telas se mueven apaciblemente, los cánticos se entonan, se desviven. Muchos me narran la historia, la viven, la comparten, la niegan, la contradicen, la exaltan. Pocos podrían creer la sabiduría de los desplazados».

-Espacios y encuentros. «Todos los caminos no conducen a Roma, conducen a la Plaza de Sant Oleguer, por lo menos para los que se pierden en Barcelona cuando intentan huir de algo. Tanto tiempo queriendo abandonarme a la suerte, así que, inspiré, lento y profundamente hasta llenar los pulmones con el frío blanquecino del aire nocturno».

-Efecto de la montaña. «Exaltado ante su presunción se forma un instante neutro, con la proximidad de la neblina empieza a sentir frío. Tendrá que entrar y mirar a través del vidrio de las puertas del balcón la ambigüedad de otras puertas, se tira en el sofá y des-sueña».

-Cerdos felices. «No es posible disuadirlos, la grasienta parte del cerdo y la virgen están allí para conmemorar desde el palco. Han comenzado a empujar, la turba descuartiza a mano, muerde. Me impulsó a emprender lo imposible entre un grupo de hermandades que soplan gaitas y destilan sustancias etílicas».

-Y el amor. «Lo vi internarse en unos ojos desde el ángulo más inconexo, parpadeando en un cuadro oscuro. Ya no se improvisarían más ceremonias. No le importará repetir mil veces la misma respuesta a la misma pregunta. Ya no facilita la práctica espiritual».

-Rarezas del encierro (reflexiones nocturna). «No salgas, pero si sales ponte la mascarilla, no toques, no hables, no cruces el límite de las comunidades y entre tanta prohibición suena el teléfono. Apenas abro la boca para narrar lo no hecho, X, relaciona cualquier anécdota con el trasfondo de un libro o cuadro o con una película».

-Lo normal (rarezas del encierro) Reflexiones nocturnas. «Después de muchos años llegas a donde querías llegar y solo falta que tu hipocresía se desarrolle lo suficiente para lograr lo pactado con tus adentros, pero es tal el nivel de estupidez que encuentras, que surge el debate…».

-El regulador (reflexiones nocturnas). «Voy por la calle y veo a un hombre disparar a otro, observo su caída, el orificio de la bala en su frente y la sangre saliendo del orificio, pero llega el forense y me explica que en determinadas situaciones de estrés proyectar asesinatos por armas de fuego es normal y que, en realidad lo que vi fue un suicidio».

-Mono. «Aquellos tragos rescataron la historia del Bar Marsella; Absentas y pérdidas de memoria. Y una voz surgió de la nada, «deja que te hable. Vengo a explicarte, me toca a mí». ¡No! No quería escuchar esa voz, oírla era un mal presagio». 

-Del día a día. «La historia se había concentrado en las fechas, en los noctámbulos, en las ideas en desuso. Como una máquina obsoleta la mente se evaporaba en un circo y así, saltó la cuerda, me elevó impreciso. No tuve más remedio que sucumbir, siempre participo en lo que retrato. Inmerso en la trampa puse buena cara donde todos nos convertíamos en nada».

-El viaje. «El próximo autobús sale a las seis, los aviones vuelan sobre mi cabeza indicándome el camino, tengo el dinero, la maleta hecha, el viaje dentro de una hora, de dos, de tres. Mañana me digo, una vez más me convenzo, todavía hay tiempo suficiente para confirmar mi llegada».

-El tejado (desde la perspectiva de un gato) «A temprana edad me trajeron aquí, un hogar de clase media, unos esposos muy arraigados a las tradiciones. Sus traviesos dos niños me halaban la cola y me bañaban con agua fría. Me pusieron el nombre de Alfonso y me tiraron al patio con un perro que me odiaba».





-Con obsequio. «El hombre del megáfono los trata como a niños, apela a las emociones antes que a la reflexión. Les recuerda que todos van a tener lo que quieren si repiten el procedimiento y respetan sus leyes. La fila disminuye y se acerca, para que les den el obsequio tienen que hacer lo que les diga».

-Tres días. «Anoche traje vodka; aprendió con esa bebida qué es la subida, la crisis, la alucinación. La vi sacudir la cabeza. Aunque fingía indolencia, no le importaba explicarme que se vomitaría encima. La Etamina, Zyprexa y quizá el Dipamine, forman un cóctel estupendo, cuanto menos para hacer un viaje astral. ¡Cómo nos reímos!, aunque le temblaba todo el cuerpo, se dejó amar».

-El último viaje. «Se establece el comienzo de un dictado del que nunca hablaba en casa, la estructura infinita de un más allá. La muerte está allí, con sus silencios, con sus doctrinas condenatorias esperando que haga todo con sus manos para desarmarlo. Promete un sitio de orden y de generosa hospitalidad que no conoce».

-Nueva York. «Por el altavoz hicieron el llamado a todos los pasajeros que se dirigían a Nueva York. Alcé la mochila y subí al autobús, busqué mi asiento y abrí parcialmente la cortina para observar por última vez aquel sitio. Después de la tristeza recobre la calma y establecí una nueva relación con mi destino».

-De vuelta. «Encontramos lo que inconscientemente habíamos estado buscando, eso era un vaticinio siniestro. Convalecíamos, vislumbramos en décimas de segundo los grandes abismos sin fondo estableciendo una conexión con cada año vivido. Sueño, vigilia, disminución de la vigilia, memoria, incoordinación motora».

-Centro comercial. «La fatuidad del atolondramiento se vuelve perfiles generalizados. El centro comercial se establece como el eje central en la ciudad y veo las imágenes construidas a partir de la pose. Bajo el estímulo de los ojos y los olores la representación se masifica con la exaltación de lo nuevamente obtenido.

-Trampas y olvidos. «Bebe para que se abra el diafragma y respirar, pero sangra, deja de beber para que pare la hemorragia pero el nudo reaparece y se afianza. Se queda inmutable para que el corazón explote, pero no explota, la gente lo ve sonriéndose, nadie está dispuesto a prestarle ayuda, aunque se arrastre como un gusano. Demasiadas recomendaciones, demasiado tiempo en lo mismo».

-Metamorfico. «Ruega no volver atrás, respira hondo cuando revive el movimiento torpe de sus dedos sobre el teclado. Quiere deshacerse de esa zona biológicamente explorada. De cerdos a hombres, no de hombres a cerdos como todos presuponen. Hizo el largo camino para humanizar su apariencia, pero no sus costumbres…»

-Rebaño siglo XXI. «Reconoce la superioridad que lo aborda, recibe premios y condecoraciones, por ello ama el lenguaje binario, la programación algorítmica, codificar y depurar el código fuente para crear múltiples informaciones. Prioriza su grupo de privilegiados, el gusto y las reglas serán regidas en su nuevo mundo especial».

-Modus operandi. «Aniquilar da un sentimiento de poder y halaga algo oscuro, original, en nosotros. No es construyendo sino pulverizando como podemos adivinar las satisfacciones secretas de un dios. De ahí el atractivo por la destrucción y las ilusiones que suscita en los frenéticos de cualquier edad».

-El horizonte blanco. «Saldrá a volar, en el mundo cotidiano sería algo imposible desdoblarse para acudir a un extremo mientras se está encerrado en otro. Levita en público, piensa que no pueden verlo, pero un grupo manifiesta su espanto ante la aparición, imposibilitados de sustentar con razonamientos esa fuerza gravitatoria llegan al cero absoluto».

-Todas las mentes. «El dilema era entre lo grave y lo frivolo. Al viajar no se había hecho preguntas ahora se las hacia y no entendía. Tres días y quince horas para forzar soluciones, para hacer esfuerzos quijotescos por cosas en las que después perdía interés. Mario tuvo la impresión que debía volver pero ya era tarde y se recostó en el respaldo de la butaca mirando por encima del hombro las altas copas de los árboles, el boscaje, hasta chocar con un rostro desafiante».

-Matar a Martín. «Había aprendido hacía tiempo a situar mis relaciones con las personas, había interactuado por laberintos de todo tipo, pero aquel día fue distinto, inconscientemente había caído en la trampa. Muchas de las más cruentas situaciones suceden cuando te vas. No sé qué lleva a fraguar toda esa componenda de obstáculos. Antes me consideraba el causante, pero ahora veo que salir de círculos y espacios causan graves rupturas tanto en las personas atrapadas como en el resto de la comunidad que lo habita».


Fotografía de Yannick Pulver (en Unsplash). Public domain.

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