De cómo el alcohol me ayudo en la vida


Nueva York, 2003

Mi nombre es Fausto, tengo setenta y tres años. Ahora, sentado sobre un puente, rememoro con nostalgia tantos episodios de mi vida. Siempre llegan a mí después de la botella de turno. Preparo la mesa, dos copas, aunque esté solo. Es el mecanismo, junto a la música y un traje. Eso sí, tengo que estar presentable todo el tiempo. Lo que guardo a mi favor es la fe. Espero no herir ningún sentimiento en cuanto a la opinión de la sociedad sobre el compulsivo consumo del alcohol.

Fragmentos en la nada

Lanzarse al vacío, sentirse tan cerca pero jamas tocar fondo. Anoche estuve allí, intoxicando la sangre descomponiendo los años para obtener movimiento y, una fractura recorrió mi cráneo cuando sacaba la lengua.

San Francisco, 2006
Hotel Arlintong


Extra mundo


Voy a sustituir la realidad 

por un delirio, 

esta alteración implicara dejar 

muchas cosas de lado. 

Es el momento de adelantarme 

a mí mismo, 

como si hubiera perdido el juicio, 

sera una apuesta difícil 

y peligrosa que comienza hoy.

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