Valencia - Venezuela, 1989



Por lo menos en la urbanización no pasaba nada, las hojas de los árboles estaban en la misma perpendicularidad en la mañana, el cielo claro y el sol parecía incendiar la calle que se tornaba en momentos como una enorme Sauna. Eso traía ese deprimente efecto en mis estados físicos solo de volver a contemplar, por eso amaba tanto diciembre con su clima de primavera. 
 Los puntos de reunión: centros comerciales (El Caribbean plaza sitio obligado) parques.  Los fines de semana: montañas, playas donde dábamos rienda suelta a la imaginación. En los finales de los 80 el Thrash metal tomo la batuta de nuestro comportamiento, en ese entonces su sonido me llevaba a fracturar el cuello y a golpear en un traslucido publico para degenerar mis ansias controladas por la familia. Desarmábamos el entarimado y tirabamos mesas y sillas alrededor de un mapa de cabezas y cráneos, en un afán demencial al que llamábamos compartir.
 No era difícil encontrar un sitio de similitud, Valencia siempre fue una fiesta con sus clubs, llenos de música rock, con sus discotecas, con su gente tan presumida.  El mutismo era ciertamente paradójico, en aquel tiempo mi placer se sentía identificado. Así me deje flotar entre los gritos de los que querían que no fuera, que no continuara con la búsqueda mas allá de las fronteras ... 

Jul. 2007.


REGISTRANDO VALENCIA POR ALEJANDRO NAZAR

El otro extremo, mundos paralelos, su sistema nervioso, linfático y circulatorio El tabú de una ciudad marginada que se niega a morir, cuna del arte, pionera, la "veterana" en todo, la indolencia, fachadas con maquillaje, personajes que desaparecen. La "fe" unos van por spray sanadores y otros por su santo o virgen de turno, fetiche por los objetos, las mascaras de una sociedad conformista, lo cursi, lo antiestético para algunos y la belleza para muchos, instalaciones humanas ¿fraude o verdad?, el eterno monolito rayado, adulterado y violado, un cine Imperio que "ahora es de todos" o ¿De los Frapomianos?, el bozal, el peaje de antes ¡dame un bolivita! al de ahora ¡dame cien bolívares!, la eterna matraca, los arquetipos tras la vitrinas llenas de polvo, el hembrismo por encima del machismo y viceversa, la cirugía y la extravagancia de una raza llamada valencianoide, única en su especie, los del sur y los del norte, con diferentes energías y sin embargo se entrecruzan, la moda y los "movimientos" Light, el caparazón, la rebeldía, el escudo protector. Casas históricas que tienen dueños postizos. Así sin oxigeno nos estamos quedando a ver la memoria rota y pura idolatría, el ultimo minuto para hacer las cosas justo cuando de terapia intensiva pasamos a coma. 
 Olores rancios de un casco histórico, poetas trasnochados y poetisas del dolor, la tribu de los artistas queriendo sobresalir, la inolvidable fotografía de sociales, el perpetuo pasapalo, la gran comilona, el brindis de turno, el tas raspao si no tienes un apellido, pero, muy a pesar de todo, AQUÍ SIEMPRE ES CARNAVAL. 

A ti Valencia, mujer maltratada y violada.Te pregunto ¿Cómo sobrevives? 


1 comentario:

Kim Basinguer dijo...

Como me agrada oirte hablar de mi Valencia querida, donde he dejado la mitad de mi corazón.

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