Rebaño siglo XXI

Harto del carácter imitativo de las personas, pero consciente de que estas conductas pueden proporcionarle los beneficios que necesita, decidirá revisar las funcionales pero tontas prácticas. Entiende así que las ideologías pueden reconciliarse, y crea un espacio de fingimiento, formando una libertad dentro de un círculo difícil de romper. Indolente ante la realidad, da forma a otra: una coacción, un nuevo órgano hegemónico que no se alterará ante ruegos. Una vez instaurado, los participantes deben adherirse a la doctrina, o el ojo policial y los casos graves de deshonestidad médica los llevarán al encierro.

Inmóvil, pálido, acumula todas sus energías y reorganiza una codificación informática, potenciando la fuerza propagandística de su producto al opacar la actualidad más desastrosa y forzar otro interés en la ciudadanía. Evita acercarse a personas sin intuición ni perspectiva, sin ponderación al saber que gran parte del mundo se queda atrás. Reconoce la superioridad que lo aborda, recibe premios y condecoraciones; por ello, ama el lenguaje binario, la programación algorítmica, codificar y depurar el código fuente para crear múltiples informaciones. Prioriza su grupo de privilegiados; en su nuevo mundo especial, el gusto y las reglas son regidos por él. Muchas personas le estorban; se estima más a sí mismo y a su capacidad de convencimiento. Ahora conoce el estúpido mecanismo de las masas, las confunde, las alegra, las atemoriza cuando quiere. Dimensiona el ingenio de su producto sobre las viejas teorías de las generaciones. Ahora no es la naturaleza, es la geometría de la naturaleza; ya no es una flor, es el pentágono de una flor. Llegando a nuevas deducciones, innova con una nueva aplicación y decide no sumar a quienes no conozcan el trasfondo de su articulación. Mientras muchas ideas acuden a su cabeza, suele jactarse; la ambición lo es todo o la vida es nada. Cuando se distrae, y no suele distraerse, ridiculiza la antigüedad y la religión, ve una catedral, estudia la extensión de la galería y de los pilares. Ya no requiere personas; necesita ilusiones y objetos para manipular personas. Inicia una relación obsesiva con el diseño y la elegancia. De la perfección proviene el don inminente que lo asedia. Comprueba una y otra vez; al otro lado de su mundo perfecto, predomina la ignorancia que termina en miseria, y esa lamentable actitud no desaparece por más degustaciones, porque la gente sumida en el vertedero no habla de exterminios, es exterminada sin saberlo. La descomposición de todo, la desaparición de lo existente son reproducciones de formas que aplican a la muerte. Todo se hace posible en un sistema donde lógica y absurdo se confunden. La animalidad surge en los apartados con sus instintos básicos, como un demonio en medio de su hábitat original, como un cáncer dentro de un cáncer. Ya le han enseñado que puede mirar al verdugo, de frente y sin estremecerse.

Junto a los elegidos, toma el cursor; a pesar del desbordante adelanto tecnológico, el rebaño sigue inerte ante las viejas costumbres de la imitación. Para eso está allí, para dominarlos, sin reflexiones, sin contemplación, a través de una pantalla, de una gota de agua con puntos de color que se convertirán en matrices y sucesiones.


Barcelona©

 juan Carlos Vásquez


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