Era un cerdo, pero mutó, ahora construye su realidad desde los medios: TV, streaming, bots. Esa idea irrumpió en los sueños con un sobresalto entre la sudoración, ser un personaje. Antes comía del lodazal, ahora su expresión oral ha cambiado con la nueva alimentación y utiliza todas sus fuerzas para renovarse. Ha invertido horas y esfuerzos, ya pasó aquel momento en que nadie atendía a sus reclamos. Resultaba imposible llegar hasta el final sin pasar por el angustioso proceso de humanizarse. Poco a poco aprenderá a desplazar a todo aquel que intente sacarlo del curso hasta llegar a la salida.
Para terminar con su antigua apariencia cuelga en público: intestino, pierna y costillas, hígado, paleta. Ha creado un museo para exponerse. Se regocija de su evolución cuando el pasado lo alcanza. Muchos lo interrogan preguntándole sobre el proceso, él especula articulando con una gramática que se vuelve cada vez más creíble para que le aprueben en todo. Al utilizar los métodos se está convirtiendo en un mito en medio de la náusea que se produce a sí mismo. Concentra todo su esfuerzo en conseguir inteligencia y estilo. Cuanto más se enfrentó al cerdo que llevaba dentro, más sintió el efecto de la conmoción. Ahora sabe que sabe y no actúa por instinto. Sin embargo, crece en ansiedad, suda copiosamente, delibera haciendo cálculos internos.
No solo cambió de grado, cambió de naturaleza. Seguro desde su altar se vuelve déspota y soberbio, es la envidia del resto. «El progreso lo es todo o la vida no es nada», suele decir.
La entrada se abre sin restricción, con lo aprendido multiplica los tanteos. Ya sabe cómo levantarse ante la muchedumbre.
Se divierte en su errancia imitando al resto, la palabra le da nuevos instrumentos dentro de la sintaxis. Al producir otra realidad, se postula así como el más ingente producto de los medios. El cerdo ha triunfado ante la realidad con un nuevo modo de conocimiento.
Ya sabe hablar de objetos, simular poses que se ofrece a través de restos orgánicos. Corre, mueve músculos y grasa. Ruega no volver atrás, respira hondo cuando revive el movimiento torpe de sus dedos sobre el teclado. Quiere deshacerse de esa zona biológicamente explorada.
De cerdos a hombres, no de hombres a cerdos como todos presuponen. Hizo el largo camino para humanizar su apariencia, pero no sus costumbres…
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