En los costados, donde nace el dolor, un eco interno repite lo innombrable, esa hipersensibilidad hacia el paisaje sacude. En noches de pirotecnias círculos profundos, jubilosos hundimientos que no aceptan llamadas. Asoman rostros que se fueron, desfilan vidas, se erigen paredes; influencias mal habidas.
Mientras sueño todo se vuelve parasitario, inconmovible, expira el tiempo y me deshago dividiéndome en pedazos.
© juan carlos vásquez
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