Tres días

Como todos poseo orgullo y debilidades; pienso cosas, reclamo, me voy, vuelvo y tú vuelves con todo, cuando regreso. Hasta en el desequilibrio asomas la cara y me da risa en el tembleque, estoy cansado. Todo es cuestión de percepción, no te dejes engañar por los sentidos, siempre hay algo que se está fracturando y enseñará la sorpresa. Atrévete a imaginar. No importa que sea un juego corto, solo hasta que los temperamentos se carguen y volvamos a agredirnos verbalmente. Sí, es verdad, entonces regresaremos irremediables a elegir la personalidad que más odia el uno del otro, como un círculo, como la rutina que tanto odiamos y que solo cumplimos por la conciliación del sexo. (San Francisco, California, 2007)


Abro los ojos, me pongo de lado, veo la silueta de Marisa, me alegro de que nos hayamos reconciliado. Trato de decirle algo, pero está profundamente dormida. De madrugada la oí delirar en un par de ocasiones. Eran casi las tres de la

Al fin la calle (Diario de Barcelona)

I

Botes de cerveza, botellas de whisky, cajas de vino, de cigarrillos, jeringas, condones. En Montjuic solo quedan los vestigios de lo que fue un encuentro descontrolado (y comienza la quietud). Pienso de mala gana buscando un no sé, reflexionando en que quizá hubiese sido mejor pensar más antes de estar en aquellas calles, pero el énfasis de mi reflexión disminuye.

Los amantes que van y vienen bajo las ramas del parque dejan rastros evidentes del mal estado de la salud. Camino hasta el Raval, del Raval al Borne, del Borne al Raval. Son las cuatro, las cinco, casi es de mañana… el tiempo pasa a cámara lenta. Ni el menor indicio de movilidad. Todo se conserva estático en la oscuridad. El gran silencio desciende si no tienes una ruta y surge una mezcla de temor… un sorbo al peor vino existente.   

Espacios y encuentros


Barcelona, 2018



Todos los caminos no conducen a Roma, conducen a la Plaza de Sant Oleguer, por lo menos para los que se pierden en Barcelona cuando intentan huir de algo. Tanto tiempo queriendo abandonarme a la suerte, así que, inspiré, lento y profundamente hasta llenar los pulmones con el frío blanquecino del aire nocturno. Con una profunda inhalación obligué a mis sentidos a rebelarse. No tardé mucho en cruzar grandes distancias. Otro ritmo: fotográfico, lírico, imperfecto. Un vórtice espacio-temporal.

Me apetecía suspender el tiempo, quedarme sereno y contemplativo, pero muchas cosas me suscitaron curiosidad al emitir señales. Ensimismado en el

El insomnio y Mariam

Tarpon Spring, 2002

Esta vez el viaje había perdido todas sus facultades y yo me había contagiado. No podía dormir, solo veía su silueta con curioso afán cuando se desnudaba, así pasaba el día y la noche. Todo se volvió salvaje.
Cuatro días sin pararnos de la cama, sin comer. Solo dormir, beber y hacer el amor. Mariam me había inducido al delirio más absoluto hasta que la proporción de sus ideas no evaluaron los límites de la razón… Aquel regulador que había aspirado después de suspenderse en la sangre y cumplir con su misión regresaba para pedir más.
Quiso jugar, inventar un reto y llevarme a el pero cuando me comunicó de que se trataba me negué de inmediato.

Efectos de la montaña


Bokaj’rent, 2015 


Permaneció imperturbable para tener una mejor visión del camino, y observó un sendero zigzagueante que se extendía alrededor de la montaña. Todos los espacios cambiaban en sus composiciones después de tantas horas de viaje; el color del mediterráneo y su amarillo inusual iba disipando en su acercamiento a las cimas que conforman la sierra. Instintivamente se decide a profundizar por cauces escarpados y sinuosos dominando cada resquicio que se encuentra. En la cima hay un monasterio que se ilumina en la noche, quería a la izquierda, pero se vuelve a la derecha, sigue; a pocos kilómetros hay un pueblo medieval llamado «Bokaj'rent» donde se discuten las consecuencias de la invasión musulmana, hay un bar y una iglesia. Ahora siempre en línea recta para matar el tiempo y

Cerdos felices

No es posible disuadirlos; la grasienta parte del cerdo y la virgen están allí para conmemorar desde el palco. Han comenzado a empujar; la turba descuartiza a mano, muerde. Me impulsó a emprender lo imposible entre un grupo de hermandades que soplan gaitas y destilan sustancias etílicas. Hay lloros, alientos entre cortados ante la presencia inquietante de un altar que se devela con un acto brusco. La comunidad se balancea; los actores saludan repasando sus anotaciones para mantener la rítmica de las reverencias, un movimiento exacto y continuo que causa estupor entre los presentes, que, alterados y enloquecidos, coinciden en destacarse a sí mismos.

ENTRADA DESTACADA

Entrevista a Pablo López (Iconoclasta), por Juan Carlos Vásquez

-Ripoll, Barcelona... «Un poco de hostilidad no puede hacer daño en un mundo melifluo e incruento hasta el hastío». P ablo López...