Inéditos entornos de Jaime Saenz. Reportaje a Gisela Morales

Jaime Saenz y la tía Esther, La Paz, años 50

Conocí la obra de Jaime Saenz en un viejo sótano de un edificio en Manhattan en el año 2002. La obra era una extensa tesis de grado que me dejó impactado de principio a fin. Desde entonces ha sido una lectura obligada, un referente que me ha llevado a indagar y descubrir nuevos entornos que desconocía. 

Explorar todos los caminos para saberse perdido en la nada pero obligarse por alguna razón a intentarlo una y otra vez. No hay que hablar de exilios, ni de búsquedas continentales. Jaime Saenz encontró en su espacio el secreto nocturno de todas las noches y de todos los universos. Una abstracción del mundo exterior en los propios pensamientos y agobios de su existencia, que eran más grande que la geografía total de las distancias posibles. Jaime Saenz inevitablemente sigue causando muchas interrogantes por la intensidad de su prosa, por la complejidad de su vida y los enigmas que siguen transgrediendo su historia. 

“En las profundidades del mundo existen espacios muy grandes -Un vacío precedido por el propio vacío, que es causa y origen del terror primordial, del pensamiento y del eco. Existen honduras inimaginables, concavidades ante cuya fascinación, ante cuyo estancamiento seguramente uno quedaría muerto. Ruidos que seguramente uno desearía escuchar, formas y visiones que seguramente uno desearía conocer, quién sabe con qué secreto deseo, de llegar a saber quién sabe qué” 

El alcohol, la muerte y el lenguaje fueron intrínsecas en su diario cotidiano, una suerte de ironía que surge de forma desenfrenada, todo ello pretendiendo encontrar vías opuestas a la realidad imperante. Sin duda alguna ir de su mano es viajar a las profundidades. Es entrar en un espacio vetado por el miedo donde hurgar y perderse es encontrar respuestas maravillosas 

“Mientras viva, el hombre no podrá comprender el mundo; el hombre ignora que mientras no deje de vivir no será sabio”. [...] “Qué tendrá que ver el vivir con la vida; una cosa es el vivir, y la vida es otra cosa. / Vida y muerte son una y misma cosa.” 

Gisela Morales, sobrina de Jaime Saenz Guzmán, responsable de su archivo y derechos de autor nos presenta una fiel exposición de aspectos de su vida desde el entorno familiar. Su relación con la ciudad de La Paz, el amor. Anécdotas inéditas y trascendentales en la creación de su obra, presentándonos al cierre material de sus archivos como aportes testimoniales. 


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