Subsuelo

Empecé a voltear hacia todos los lados observando lo que sucedía. Sobre las mesas los movimientos y posturas se realizaban con una armonía exacta. El detalle formaba parte de lo trascendental. Vi a los jefes con sus camisas, sacos, zapatos costosos perfectamente peinados, salían de las oficinas a tomar una copa. Vi al orden monárquico con su sarta de ducados y marquesines. A los súbditos voluntarios haciendo formas reverenciales a la corona. A los fanáticos de la pulcritud masticando carnes que destilan grasas intestinales. A las gitanas videntes, a los traga fuego. Malabaristas rodeados de indigentes ambulantes ofreciendo porquerías orientales; a los turistas ingleses con caras insustanciales disparando sus

Y el amor...


Un sentimiento se establece, se desgasta, renace inventado el fuego, infringe el peor de los castigos en los aires de navegación de los sueños. Con la química infinita entre sus manos suele preguntarse una y otra vez por qué no hay nadie, por qué están todos, por qué te vas a morir.

Lo han visto retorcerse en trance, reproduciéndose en sus fantasías. Quiere multiplicar el proceso, pero tiene que esperar el momento preciso en que dos puntos se crucen para poner en funcionamiento todo el mecanismo químico.

M2.50 (La venganza)

XÉNIA AVILÉS
Para: ER
De: Xènia Avilés
XeniaAR9x@gmail.com
Para: Eloy Rafaeli
EloyRR9x@gmail.com
Fecha: 25 de mayo. de 2014 06:06 am.
    
Desde que tú te marchaste era solo pensar, recordaba instantes y lugares, no hablaba, no comía casi, me empastillaba para dormir; duré semanas refugiada en la habitación. No había querido llamarte ni escribirte hasta hoy, pero necesitaba desahogarme. ¿Te sigue gustando la música? No puedo concebirte serio, en una casa, cumpliendo labores cotidianas. Hace tan poco caminé por aquellos sitios, ya no quedan vestigios de lo que fue. Los comercios no existen, la juventud ha sido substituida por

Reportaje y entrevista a Patricia C. Beltrán, por Juan Carlos Vásquez




Irse, rehacerse con la probabilidad de un sueño, con todas las disposiciones enfrentarse al cambio que surge como una necesidad imperiosa.

Basada en hechos reales, Patricia C. Beltrán nos narra la historia de Valentina. Nos introduce en su mundo exponiendo la fragilidad, los secretos, el tránsito como desgaste a través de muchas geografías donde el agitado juego de la vida abre el problema. Una premonición, ese sueño recurrente en que la protagonista enloquecía: Convertirse en Saturno, tragarse a sus hijos, le arrancaba las piernas y los brazos a mordiscos. Como en una de las pinturas negras de Goya. Un anuncio que definiría parte de su futuro.

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Entrevista a Pablo López (Iconoclasta), por Juan Carlos Vásquez

-Ripoll, Barcelona... «Un poco de hostilidad no puede hacer daño en un mundo melifluo e incruento hasta el hastío». P ablo López...