El horizonte blanco (fragmento)

Lentamente se aproxima la niebla, ya no posee un lenguaje ni un cuerpo, pertenece a un sueño interminable que se vuelve aburrido y agotador. Ya no puede hacer nada. Lo que no podía llegar a ser ha llegado suscitando una realidad inevitable. Se va a repetir sin saberlo, a la misma edad y con el mismo sentimiento, intentándolo.

Subraya un instante que funcionó bien, resume enfados, satisfacciones, pérdidas de tiempo, echa en falta a los que no están. Estalla en preguntas sin respuestas con todos los indicios, pero sin ningún testimonio. Adquiere el contexto de una ilusión, hace un reexamen de sí mismo, se enrolla en una desesperante actitud casi embrionaria mientras empieza a perder el aire. Imbuido en la nada

Viajando por España y Portugal

     Malpica de Bergantiños

Ya hace algunos años que vivo en España, por casualidades, busquedas y circunstancias he conocidos muchos pueblos y ciudades. Pero esta vez no quiero centrarme en lugares comunes a los ojos del turista. Haré énfasis con algunas imágenes de espacios donde percibí un efecto especial. Sensaciones de fenómenos ocultos en geografías recónditas que despertaron mi atención de inmediato.

Juan Carlos Vasquez
Combarros



La realidad...



Había comenzado a escuchar voces, estas les repetían lo mismo: No te gusta tu apariencia, ese rasguño nasal al emitir palabras. En la pantalla del ordenador hay una línea que señala la forma de coincidir, como concretar una cita, como volar con dos comprimidos. Primero pagas y se establece un coctel de emociones, se reunen los grupos en común, los que llevan las mismas vestimentas, el mismo peinado, para que al verse llegar se reconozcan entre sí.
 Muchos grupos esperan con sus poses mientras fuman. Se observan en el reflejo de las vidrieras de las estanterías. Siempre hay uno que dice estupideces, otro más callado parece saberlo todo. Se presentan con otras identidades. Adriza

Subsuelo

Empecé a voltear hacia todos los lados observando lo que sucedía. Sobre las mesas los movimientos y posturas se realizaban con una armonía exacta. El detalle formaba parte de lo trascendental. Vi a los jefes con sus camisas, sacos, zapatos costosos perfectamente peinados, salían de las oficinas a tomar una copa. Vi al orden monárquico con su sarta de ducados y marquesines. A los súbditos voluntarios haciendo formas reverenciales a la corona. A los fanáticos de la pulcritud masticando carnes que destilan grasas intestinales. A las gitanas videntes, a los traga fuego. Malabaristas rodeados de indigentes ambulantes ofreciendo porquerías orientales; a los turistas ingleses con caras insustanciales disparando sus

Y el amor...


Un sentimiento se establece, se desgasta, renace inventado el fuego, infringe el peor de los castigos en los aires de navegación de los sueños. Con la química infinita entre sus manos suele preguntarse una y otra vez por qué no hay nadie, por qué están todos, por qué te vas a morir.

Lo han visto retorcerse en trance, reproduciéndose en sus fantasías. Quiere multiplicar el proceso, pero tiene que esperar el momento preciso en que dos puntos se crucen para poner en funcionamiento todo el mecanismo químico.

M2.50 (La venganza)

XÉNIA AVILÉS
Para: ER
De: Xènia Avilés
XeniaAR9x@gmail.com
Para: Eloy Rafaeli
EloyRR9x@gmail.com
Fecha: 25 de mayo. de 2014 06:06 am.
    
Desde que tú te marchaste era solo pensar, recordaba instantes y lugares, no hablaba, no comía casi, me empastillaba para dormir; duré semanas refugiada en la habitación. No había querido llamarte ni escribirte hasta hoy, pero necesitaba desahogarme. ¿Te sigue gustando la música? No puedo concebirte serio, en una casa, cumpliendo labores cotidianas. Hace tan poco caminé por aquellos sitios, ya no quedan vestigios de lo que fue. Los comercios no existen, la juventud ha sido substituida por

Reportaje y entrevista a Patricia C. Beltrán, por Juan Carlos Vásquez




Irse, rehacerse con la probabilidad de un sueño, con todas las disposiciones enfrentarse al cambio que surge como una necesidad imperiosa.

Basada en hechos reales, Patricia C. Beltrán nos narra la historia de Valentina. Nos introduce en su mundo exponiendo la fragilidad, los secretos, el tránsito como desgaste a través de muchas geografías donde el agitado juego de la vida abre el problema. Una premonición, ese sueño recurrente en que la protagonista enloquecía: Convertirse en Saturno, tragarse a sus hijos, le arrancaba las piernas y los brazos a mordiscos. Como en una de las pinturas negras de Goya. Un anuncio que definiría parte de su futuro.

ENTRADA DESTACADA

Entrevista a Pablo López (Iconoclasta), por Juan Carlos Vásquez

-Ripoll, Barcelona... «Un poco de hostilidad no puede hacer daño en un mundo melifluo e incruento hasta el hastío». P ablo López...